Todas las familias de LH1 de los tres centros educativos de Urretxu-Zumarraga han participado en el proyecto Euskararen kriseilua (El crisol del euskera). El último acto tuvo lugar ayer en el Zelai Arizti
El acto final del proyecto Euskararen kriseilua comenzó con la narración de un cuento acompañado por la flauta de Sorgina Txirulina.
Euskararen kriseilua ha sido una nueva iniciativa propuesta por Euskaltzaleen Topagunea, impulsada por los ayuntamientos de Urretxu y Zumarraga. Este otoño, todos los alumnos de LH1, por turnos, han llevado a casa el crisol, y la han cuidado durante una semana. ¿El trabajo de las familias? Por un lado, cuidar el fuego de la lámpara, y por otro, hablar en familia sobre el uso de los idiomas y en particular, tratar de impulsar el uso del euskera.
Es por ello que, tras Sorgina Txirulina, pudimos ver y escuchar las vivencias de tres familias que han participado en el proyecto: los puntos de vista de cada uno de ellos es diferente, porque diferentes son las familias y su cercanía al euskera.
Tras los tres testimonios, subieron al escenario los concejales de los dos ayuntamientos: Alex González desde Urretxu y Josu Idigoras desde Zumarraga. Además de dar las gracias a los centros educativos y a Topagunea, se repartió un diploma a los protagonistas del evento -a los niños y niñas- por “mantener vivo el fuego del euskera”.
Para terminar, Sorgina Txirulina contó otro cuento musicado y puso a bailar a los menores sobre el escenario.
Para finalizar el acto, y para recordar el compromiso adquirido a nivel familiar en cada hogar, cada familia pudo sacarse una foto y llevársela a casa.
Este proyecto se ha enmarcado dentro del ciclo de actividades Aroz Aro de otoño, y ha tenido como objetivo influir en la transmisión familiar del euskera.